01 Mar Phoebe van Essche
Programa de residencias: marzo 2022 – mayo 2022
collaborator: Lydia Thompson
marzo 2022
Phoebe y Lydia presentan su primer mes de investigación en el que han explorado Blanca y recolectado materiales que encuentran estéticamente notables. Lydia y Phoebe descontextualizan, estudian y curan estos artefactos para crear un diálogo entre ellos, los objetos y el lugar.
La mayoría de los hallazgos se muestran de manera categórica y sin manipulación, invitándonos a imaginar su pasado y su futuro. Las superficies combadas que cuelgan en el centro del espacio están hechas de papel reciclado, en un proceso de deconstrucción y producción que requiere mucha mano de obra. Un retablo que muestra una composición de materiales naturales y manufacturados nos transporta a universos de relaciones formales, evocando ecosistemas reales e imaginarios.
abril 2022
Phoebe y Lydia presentan su segundo mes de investigación en Blanca.
En este tiempo se han centrado en la cocina doméstica como ensamblaje biogeoquímico y como lugar de trabajo y performatividad de género. También han trabajado con tintes textiles naturales, alimentos y telas donde nuestros cuerpos tocan cada día paisajes locales y lejanos.
Phoebe y Lydia han pasado el mes buscando comida y tintes naturales en los alrededores de Blanca, aprovechando la abundante lluvia, lo que ha dado como resultado una abundancia de “plantas espontáneas” (comúnmente conocidas como “malas hierbas”).
Dentro de la instalación, exploran los ciclos de vida de los materiales, el concepto de «desperdicio» y la abundancia radical.
Te invitan a disfrutar de la comida disponible; cada elemento representa ingredientes del paisaje que nos pueden sustentar.
mayo 2022
La conexión entre una casa y sus habitantes es una relación cíclica de amor y trabajo. La casa satisface una necesidad humana básica al proporcionar refugio, que es mantenido por su habitante. El cuidado de la casa implica un trabajo tanto doméstico como constructivo, y es en este proceso que se habita verdaderamente. Cuidar la casa es crear un hogar en el que se genera una relación afectiva que beneficia al espacio y su habitante.
El trabajo de Phoebe y Lydia durante este mes ha consistido en establecer un diálogo con la casa tradicional de La Peña Negra, Casa Jazmin.
La interminable tarea de barrer el suelo mientras las paredes se deshacen y el viento sopla constantemente el polvo y las flores de jazmín, habla de la inevitable entropía de la que somos parte.
Mientras limpiaban, reparaban grietas, podaban y plantaban, Lydia y Phoebe tuvieron la oportunidad de observar cómo se construyó, modificó y reparó la casa a lo largo de los años. Del mismo modo que un pájaro construye su nido, estas casas se construyeron con la madera de los montes colindantes, cañas del río, esparto de las colinas, para luego dejar incrustadas las huellas de su hacer en toda la superficie.
Una arquitectura vernácula es la construida por las personas que la habitan, utilizando materiales locales y heredando/creando conocimiento en su elaboración. Casa Jazmín es una arquitectura sostenible y adaptada al contexto, construida para durar en medio de una montaña en movimiento y para refugiarnos del calor. Este conocimiento debe preservarse porque no solo nos enseña cómo ser más autónomos, sino también, cómo vivir con sencillez.
En un tiempo de superpoblación y agotamiento de los recursos, donde la idea del buen vivir se ha basado en el consumo, habitar Casa Jazmin es una preciada lección sobre lo poco que necesitamos y lo desvinculado que puede llegar a estar el consumo de nuestra realización.