19 Sep Luisa Barrera Queupumil
Septiembre 2021
Como conclusión de su primer mes de residencia, Luisa presenta tres piezas realizadas en arcilla sin cocer. En ellas reflexiona sobre su presencia en Blanca y se pregunta cómo esta se vincula con su país de origen (Chile), principalmente en relación a sus afectos y costumbres, ligados a la cultura Mapuche. El pueblo Mapuche es uno de los pueblos indígenas más numerosos de América del Sur, que aún habita en regiones de Chile y parte de Argentina. De entre sus tradiciones, Luisa pone especial atención a las que reflexionan sobre la espiritualidad, los ciclos de vida-muerte y los rituales de conexión con la tierra, proponiendo un diálogo entre ellas y la cultura cristiana de la península Ibérica, entrelazada con los pueblos nativos sudamericanos desde los períodos de colonización.
En el centro de la sala la obra Epitafio en Kuel se eleva como una pequeña montaña. Un Kuel es un montículo ceremonial Mapuche utilizado para conectar con lo espiritual del mundo que está sobre nosotros, Wenu-Mapu. En esta pieza se han bordado letras y palabras en cinta plástica, recogiendo una mezcla de fórmulas rituales. Las letras mantienen gestos de la epigrafía funeraria romana de la necrópolis, y construyen palabras del mapudungun.
La segunda obra se titula Restaurando Afectos. Para Luisa, este es un ejercicio de construcción-deconstrucción que reflexiona sobre las dificultades de ensamblar una memoria cultural fragmentada.
Sobre la pared se presenta Cuencas del Tardío, una pieza que simula un rosario católico pero cuyas cuencas remiten a los símbolos del período agroalfarero tardío de las civilizaciones sudamericanas. Esta pieza es una colección de sermones en arcilla, un material cargado de vínculos con la tierra y con el trabajo artesanal.
Octubre 2021
En su segundo mes de residencia, Luisa presenta dos piezas realizadas en arcilla sin cocer. Se trata de la reproducción de antiguos instrumentos de la cultura Mapuche llamados Trutruka. Los Trutruka originales, de varios metros de longitud y realizados con “colihue” (caña en mapundungún -la lengua mapuche) servían de altavoces para elevar cánticos rituales.
Para la realización de estas piezas, Luisa utiliza la técnica de cerámica original Mapuche, que da forma a las piezas a base de “lulos” -rollos alargados de arcilla que se van uniendo con digitopresión. Esta técnica ha sido la base de todos los utensilios de cerámica con fin práctico realizados por esta cultura.
A través de estos “Trutrukas” contemporáneos, podemos escuchar relatos y archivos del pasado cultural mapuche, reproducidos por teléfonos móviles y leídos por una voz de inteligencia artificial.
El pueblo Mapuche es uno de los pueblos indígenas más numerosos de América del Sur, que aún habita en regiones de Chile y parte de Argentina.
El trabajo de Luisa, reflexiona sobre las dificultades de ensamblar una memoria cultural fragmentada, tratando no sólo de reconstruirla y visibilizarla, sino de conectarla con la actualidad. La obra de Luisa es un gesto que intenta compartir conocimiento, que nos enseña formas posibles de existir de forma sostenible. En tiempos de colapso medioambiental y sistémico, estas culturas ancestrales traen un mensaje de vital importancia: hay formas de vida vivibles, que no se basan en el extractivismo y la destrucción del planeta que habitamos.