01 Mar Emma Lofstrom
Programa de Residencias: Junio 2016
El primer impacto para Emma al llegar a Blanca es la fuerte presencia del paisaje y las marcas humanas a lo largo de la historia.
El hecho de que los picos de la montaña a espaldas del Centro Negra estén coronados por una escultura de una virgen y el castillo árabe, hace reflexionar sobre el impulso humano de colonizar el paisaje, un intento constante de dejar una huella que trasciende la existencia humana.
El ritmo de una montaña, malinterpretado como atemporal, nos muestra lo insignificante de la vida humana, a pesar de nuestro impacto en el paisaje y nuestro constante ritmo acelerado.
En tal contexto, Löfströmsiente la necesidad no solo de retratar el paisaje sino de dibujar en él, dejar sutiles marcas que puedan ejercer pequeñas variaciones en la percepción.
Con la captura de patrones rizomáticos, estructuras irregulares y texturas en sus dibujos, así como intervenir directamente en la roca, Emma busca el diálogo entre los procesos naturales y las imposiciones humanas. Su trabajo despliega constantes paradojas como contener el desprendimiento de la montaña, o sostener un grupo de piedras juntas con frágiles redes compuestas de coloridos papeles, enfatizan en el recurrente intento del hombre en controlar la naturaleza.