Alberto Alonso

Alberto Alonso

Colaboración: Daniel Hernández
Periodo de residencia: Febrero-Marzo 2017

Febrero 2017

El trabajo artístico en el que Daniel y Alberto están inmersos es sobre “el silencio”.
El ansiado silencio o el silencio impuesto; el silencio como vacío que da cabida a todo lo acallado, el silencio como una única respuesta posible en una sociedad cada vez más soficsticadamente represiva o el silencio como lugar donde baila el eco de lo que escuchamos antes que éste nos habitara.
Con una experiencia que parte, en un caso, del rigor de la danza tradicional española, y en otro del de la danza contemporánea, ambos han sobrepasado los límites de sus disciplinas y encuentra aquí una nueva oportunidad de encontrar nuevas formas de expresión con el cuerpo, salir de lo coreográfico para insertarse en el reto de la propuesta abierta en el que los conceptos sirven para adentrarse en experiencias cognitivas y emocionales que generen respuestas físicas en ellos y en la audiencia.
Se trata de un proyecto de investigación que dará lugar a una o varias piezas híbridas entre perfomance, danza e instalación. Un encuentro entre Abraham Hurtado, Alberto Alonso y Daniel Hernández, tres artistas con diferentes perspectivas en relación al cuerpo.

Marzo 2017

Silenciados – Experiencia 2
Dirección Escénica: Abraham Hurtado
Sonido: Selu Herráiz

La investigación en curso de Daniel Hernández y Alberto Alonso tiene como objeto de análisis el Silencio, sin excluir la posibilidad de explorarlo en otros sentidos, por el momento su enfoque se centra en el silencio social asegurado a través de estructuras legales y económicas. La reunión y la expresión pública son susceptibles de considerarse un delito sancionable, el aparato policial y judicial se encarga de hacerlo efectivo.
Esto ha generado un repertorio gestual reconocible. La primera experiencia se basó en indagar y asimilar a través del cuerpo dicho repertorio gestual. El trabajo sonoro nos habla de internet como herramienta de poder en dos direcciones —por una parte, como altavoz de una visión diversificada, rompiendo así con el monopolio de la información, y por otra, como trampa que recoge la estela de todos nuestros actos y pensamientos, el nuevo poder silenciador de la monitorización.
En esta segunda experiencia se parte del trabajo anterior, cambian de medio, de obra escénica a instalación, ya que la presencia atemporal del cuerpo aquí la convierte en una instalación al vivo y se incorpora
Selu Herraiz para trabajar el paisaje sonoro de la pieza.
En cuanto a la temática, se sigue trabajando en torno al silencio social y se incorpora a otros silenciados,
Cuerpos que son mero obstáculo, personas que han sufrido una caída en silencio y han perdido su representatividad social para convertirse en criaturas que apenas pueden mantener su existencia.