Pablo Linsambarth

Pablo Linsambarth

Programa de Residencias : Abril – Junio 2016

Abril y Mayo 2016
Fronteras. Pintura – Instalación
Plaza de San Francisco, nº 22.
Pablo Linsambarth reflexiona sobre la identidad y los movimientos migratorios. Realiza un tríptico en el que utiliza muchas referencias de la historia del arte para representar la migración, la trashumancia y el éxodo.
La migración como resultado de una búsqueda de una vida mejor, en la que a menudo las expectativas quedan truncadas y donde las posibilidades de cumplir los deseos están fuertemente ligadas al origen de las personas, expresándose en diferencias por clase o raza.
El éxodo como abandono forzoso del lugar de origen, en el que utiliza la expulsión de Adán y Eva del paraíso como imagen de lo ancestral de este acontecimiento que la historia repite una y otra vez.
En la pieza más grande lo que se presenta es la trashumancia, como antigua práctica en el que el movimiento era más libre y ligado a la tierra. Esta pieza está coronada por tres estereotipos de las culturas que han configurado a la población de Blanca y muchos otros lugares, en los que un árabe, un hispano y un mestizo soplan los vientos que han ido dando forma a nuestra sociedades actuales.
Las puertas representan las fronteras que se abren con mayor o menor facilidad para unos que para otros.

Junio 2016
Cicatrices.
Edición y montaje: Alberto Bódalo
Con la participación de:
Bader Ammari, Mohamed Baata, Mohamed Khafifi, Soufian Elyazidi, Jawel Baata
Farouk Ammari, Ayoub Elfakir, Mohamed Khafifi, Jamal Tabit, Carlos Fernandez,
Ruben Molina, Alberto Bódalo, Jesús Banega, Diego Cano.

1. f. Señal que queda en los tejidos orgánicos después de curada una herida o llaga.
2. f. Impresión que queda en el ánimo por algún sentimiento pasado.

En su tercer mes de residencia Pablo Linsambarth pasa de tratar temas sociales -como la migración- para adentrarse en el mundo interior y la experiencia personal.
Pablo realiza una residencia con la idea de salir de su contexto para centrarse en su obra, pero tres meses de convivencia con la gente de Blanca le hacen sentir de nuevo parte del contexto, y descubre que son precisamente las experiencias vitales y las relaciones afectivas las que dan contenido al arte que uno produce.

Este mes hace diez años que él porta una significativa cicatriz en su cuerpo, este hecho sumado al encuentro con otros jóvenes, también con marcas, le hace reflexionar sobre los caminos que tomamos, los cambios en nuestra vida y cómo existen también relatos universales en lo personal y lo íntimo.

En esta videoinstalación el artista indaga en la idea de cicatriz: la huella de lo acaecido. Surcos que generan desviaciones del camino, caminos que abren grietas, caídas al vacío.
Hay acontecimientos que quedan, que de un modo u otro nos habitan para siempre.
Cuando un filo atraviesa la carne, lo primero que cierra es la superficie, la piel oculta el hueco; lo que sucede adentro late a otro compás, y los tejidos hacen lo que pueden, se buscan para ser de nuevo una unidad, entonces, la cicatriz es un recordatorio de que algo cambió ahí dentro, de que la unidad se volvió múltiple, y uno aprende que cada cicatriz es una transformación.