Carlos Cartama

Carlos Cartama

Programa de Residencias: Mayo 2016

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Phoenix dactylifera
En el número 15 de la calle Federico García Lorca de dicha localidad se encontraba una palmera de 20 metros de altura y de entre 150 y 200 años de antigüedad, según los testimonios recogidos.
Aunque en buen estado de salud y muy apreciada por la calidad de sus frutos, ante las permanentes quejas de los vecinos debido al ruido que producía su balanceo los días de viento y la proximidad de sus viviendas se terminó por tomar la drástica decisión de cortarla en cuatro partes.
Se contactó con el propietario y se solicitó su permiso para recoger y disponer de los restos del árbol, y una vez concedido, se cargaron en un camión mediante una grúa y se trasladaron a una hora de camino para ser expuestas dentro del programa del Festival de Arte Urbano de Cartagena.
Finalizado el festival las cuatro partes se cortarán de nuevo en partes más pequeñas para ser utilizadas quizás como mobiliario doméstico o ser finalmente conducidas al vertedero
Correspondiente.

La milagrosa arquitectura natural de las palmeras datileras desaparece lentamente del horizonte mediterráneo.
Este sujeto, como ningún otro, no puede escapar al destino que impone una sociedad donde lo no productivo tiene sus días contados.

Este ser que ha habitado el valle a lo largo de todo el siglo XX y comienzos del XXI, Cartama lo presenta justo antes de ser convertido en materia prima, y nos sitúa en un lugar donde no sabemos si estamos frente a un sujeto o a un objeto.
En una ciudad repleta de yacimientos arqueológicos y minada por edificios protegidos
patrimonialmente, la presencia de este cuerpo yacente nos pregunta acerca de nuestra
relación violenta con el medio natural y cuestiona los criterios convencionales de
conservación del patrimonio.
(from open studio)

En Phoenix Dactilífera, Carlos Cartama instala el tronco de una palmera de 120 años seccionada en cuatro partes y dispuesta horizontalmente sobre 20 caballetes. La palmera fue recogida de un solar donde se hallaba ya cortada. Se arrancó de la tierra el fragmento inferior del tronco que aún se erguía enraizado, y se trasladó en un camión para ser expuesta en Cartagena, frente a las ruinas museizadas del Foro Romano. Tras su exhibición se retiró al vertedero municipal.
En una ciudad repleta de yacimientos arqueológicos y minada por edificios protegidos patrimonialmente, la presencia de este cuerpo yacente nos pregunta sobre nuestra relación violenta con el medio natural y cuestiona los criterios convencionales de conservación del patrimonio. Por otra parte, cuestiona el valor de la obra de arte, que porta un día su esplendor aurático y al siguiente es material de desecho.
La milagrosa arquitectura natural de las palmeras datileras desaparece lentamente del horizonte mediterráneo debido a la plaga del picudo. Estas palmeras tampoco han escapado al destino que impone una sociedad donde lo no productivo es descuidado. La zona sufre además un fuerte proceso de desertificación, mientras que prolifera un paisajismo que responde a un ideal orientalista que recrea entornos exóticos.
((From Mirage and Dystopia))